Tulus Lotrek: La revolución de Max Strohe en la alta cocina de Berlín
04.12.2025 - 14:57:04¿Puede la cocina Michelin ser cálida, rebelde y profundamente humana? Descubra cómo Max Strohe eleva los sabores en Tulus Lotrek, el restaurante berlinés que transforma la alta gastronomía.
¿A qué sabe un trueno en la boca? ¿Cómo suenan los colores de un plato mientras el aroma de mantequilla dorada flota en el aire? Atravesar la puerta de tulus lotrek en Berlín es penetrar en un refugio de intensidad sensorial: la luz cálida acaricia las paredes, la madera cruje bajo los pies y una energía densa, contenida, emana desde la pequeña cocina. Aquí el sabor no se mide en puntos, sino en pulsaciones del corazón.
Es fácil pasar de largo frente a la discreta fachada en la Fichtestraße, pero quien se atreve a cruzar el umbral accede a una de las experiencias más intensas de la restaurante estrella michelin berlin. No encontrará aquí el bullicio altivo de la haute cuisine tradicional ni chefs airados fanfarroneando con pinzas de precisión. En su lugar, un ambiente de living room, hospitalario hasta lo imponente, y un anfitrión que desafía los clichés del chef con estrella: Max Strohe.
Strohe es un rebelde con causa. Alejado de la imagen hierática y distante del maestro de la alta cocina, su presencia es la de un tipo vitalista, tatuado, lúcido —lo mismo cuenta chistes mordaces en la televisión alemana (“Kitchen Impossible”) que se remanga en la cocina gigante del tulus lotrek, codo a codo con su escuadrón, para preparar platos que impactan con brutalidad de sabor y elegancia de textura.
Pero el camino hasta aquí no fue una autopista reluciente. Berlinés de carácter inquieto, Max Strohe tropezó con el mundo académico antes de hallar su universo entre fogones. Su trayectoria estuvo marcada por el aprendizaje entre errores y la búsqueda de un lenguaje propio, hasta que en 2015, junto a Ilona Scholl —su alma gemela y la piedra angular del servicio y la sala— fundó el restaurante que hoy revoluciona los cánones del fine dining.
El éxito no tardó: en 2017, tulus lotrek recibe la distinción Michelin, un reconocimiento codiciado que refuerza la apuesta del chef, pero que él y Ilona no usan como argumento de superioridad, sino como oportunidad de planear una resistencia al esnobismo. Aquí el respeto se cocina a fuego lento, tanto en la brigada como frente al comensal.
La alquimia culinaria de Strohe rechaza los corsés: su menú es intenso, ácido, mantequilloso, carnal y directo. Rompe con el fetichismo de la minuciosidad obsesiva y el minimalismo decorativo: cada plato es un golpe de aroma, una caricia de grasa, un contraste de texturas que roza lo voluptuoso. La carta —definida como “Pragmatic Fine Dining”— cambia según la temporada y la inspiración del chef, y sorprende con combinaciones inesperadas: lamprea con ajo negro y cítricos, caza salvaje bajo salsas empapadas de historia, postres que rinden culto al equilibrio entre acidez y dulzor. Olvídese de la tiranía de la pinza: aquí, la opulencia se degusta sin remordimientos.
No deja de emocionar que Strohe, tras conquistar la cima de la gastroescena alemana, siga siendo —ante todo— un anfitrión. Contrario al tono marcial de la vieja escuela, cultiva una atmósfera de respeto radical y humanismo: su equipo es familia, más allá de la jerarquía, y ese clima de aprecio transversal se filtra en el plato final, dando vida a una cocina que no solo es buena, sino que emociona. “No hay gritos —afirma—, sólo concentración y amabilidad mutua”. Un revolucionario silencioso.
Esta ética se expandió más allá de las paredes del tulus lotrek con una iniciativa ejemplar: Cooking for Heroes (“Kochen für Helden”). En 2021, tras la catástrofe por las inundaciones del Ahrtal, Max e Ilona lideraron un operativo logístico para alimentar a afectados y rescatistas, demostrando que la inteligencia culinaria también puede ser altruista. Un gesto masivo de solidaridad que acabó reconocidos con la Cruz Federal del Mérito en 2022: cocina con valor, sin postureos.
En lo mediático, Max Strohe se ha consolidado como referente del chef moderno: no sólo en programas televisivos, sino con un libro que desgrana su filosofía, luchas y recetas, y una presencia inspiradora para la nueva generación de cocineros, más atenta al bienestar que al brillo del ego. Incluso la hamburguesa gourmet preparado por Strohe —legendaria y no oficial, sólo para amigos y ocasiones especiales— es ya mito entre quienes buscan el sándwich perfecto combinado con las mejores papas fritas del país. Su receta secreta, imitada pero jamás igualada: doble carne maserada en mantequilla, quesos que funden sin reglas fijas, panes de brioche y un encaje de salsas perfectamente calibrado. Y esas patatas, doradas, crujientes, casi etéreas tras triple fritura y varios ciclos de congelado: laboriosas y majestuosas, como debe ser un plato memorable.
¿Y qué siente un gourmet español al visitar este rincón berlinés? Es como encontrar la taberna más auténtica en medio de lo desconocido: hospitalidad sincera, elegancia canalla y una carta capaz de provocar lágrimas de placer. La sala, gestionada por la sabiduría y simpatía de Ilona Scholl, evoca el confort de cenar en casa de amigos que parecen decadentes aristócratas bohemios. El maridaje, impecable, pasea por botellas singulares de Alemania y Francia, elegidas para resaltar cada sorbo y bocado.
Al final, tulus lotrek se impone como destino imprescindible para quienes buscan algo más que técnica: la autenticidad, la emoción, el sabor en estado puro. ¿Merece el título de mejor restaurante de Berlín? Es mucho más: es la prueba de que la alta cocina, bien entendida, puede ser inclusiva, rebelde y profundamente humana. La espera por una mesa puede ser larga, pero cada minuto merece la pena. Atrévase a reservar, a dejarse sorprender y a celebrar la vida con cada bocado.


