Opendoor: ¿Se agota el impulso alcista tras la espectacular revalorización?

La acción de Opendoor, que se convirtió en uno de los valores favoritos de los inversores minoristas, enfrenta ahora una fase de corrección significativa. Tras multiplicar su precio de forma extraordinaria durante 2025, el título se encuentra bajo una intensa presión vendedora. Desde el máximo que marcó en septiembre, dentro de su periodo de 52 semanas, la cotización ha cedido aproximadamente un tercio de su valor. Esta caída plantea dudas sobre la solidez de la transformación que está experimentando la compañía, centrada en la inteligencia artificial. El interrogante que flota entre los accionistas es claro: ¿la nueva estrategia dirigida por el consejero delegado Kaz Nejatian generará beneficios tangibles o estamos ante el desinflado de una burbuja?

La llegada de Kaz Nejatian a la dirección general en septiembre de 2025 marcó el inicio de una reestructuración profunda. El objetivo declarado es transformar la esencia de Opendoor, pasando de ser un mero comprador y vendedor de viviendas (modelo iBuying) a una empresa tecnológica basada en software e inteligencia artificial. Los cambios operativos son contundentes. Tareas que antes requerían de once empleados ahora las puede realizar una sola persona. La evaluación de una propiedad, que tomaba un día completo, se ha reducido a unos diez minutos gracias a los sistemas de valoración con IA. La meta de la dirección es alcanzar el punto de equilibrio según el resultado neto ajustado para finales de 2026.

No obstante, los resultados del tercer trimestre de 2025 mostraron el coste inicial de esta transición. Los ingresos cayeron un 34% en comparación interanual, situándose en 915 millones de dólares. Además, la compañía registró una pérdida neta de 90 millones de dólares. La reducción de su inventario de viviendas anteriores ejerció una presión considerable sobre los márgenes.

Del éxtasis a la prudencia: La volatilidad reina en el gráfico

La trayectoria bursátil del valor en 2025 ha sido extremadamente volátil. Partiendo de un mínimo de 0,51 dólares en junio, la acción llegó a multiplicar su precio por más de trece, impulsada por el entusiasmo de los pequeños inversores. Sin embargo, el momentum se ha invertido. La cotización ha roto a la baja la media móvil de 50 días, un nivel técnico clave que se situaba en 7,43 dólares, y ahora se enfrenta a resistencias significativas. El aumento del volumen negociado en las jornadas con caídas sugiere que no solo hay toma de beneficios, sino también una reducción de posiciones por parte de inversores institucionales.

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Las cifras resumen esta dualidad entre el avance anual y la tendencia reciente:

• Rentabilidad en el año (YTD): Aproximadamente +347 %.
• Caída desde el máximo de septiembre: Alrededor del 33 %.
• Rendimiento en 1 mes: -11,4 %.
• Capitalización de mercado: Cerca de 7.000 millones de dólares.

El escepticismo analítico y una financiación singular

La brecha entre la valoración de mercado y los fundamentos sigue siendo amplia. El precio objetivo promedio que calculan los analistas se sitúa en 2,99 dólares, muy por debajo de los niveles actuales de cotización. Solo un 11% de los analistas recomienda la compra de la acción, a pesar de que algunos gestores de fondos hedge, como Eric Jackson, proyectan escenarios muy optimistas.

Un movimiento que captó la atención del mercado fue el anuncio en noviembre de un dividendo especial en forma de warrants negociables. Estos instrumentos tienen precios de ejercicio de 9, 13 y 17 dólares. La compañía argumenta que esta medida alinea los intereses de los accionistas con los de la dirección, aunque conlleva un riesgo de dilución del capital si son ejercitados. Los observadores del mercado lo interpretan como una señal de confianza en la revalorización futura, pero también como una necesidad de preservar liquidez durante esta fase de transformación.

El panorama inmediato presenta riesgos. Los pronósticos anticipan una nueva contracción de los ingresos para 2025, del 18%. Dada la debilidad técnica del gráfico y la dependencia de una recuperación del sector inmobiliario, el potencial de corrección sigue siendo elevado. Además, con un coeficiente beta de 3,59, los inversores deben prepararse para una alta volatilidad intradía en el futuro próximo.

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