Intel recibe un impulso estratégico con la inversión confirmada de Nvidia

La alianza estratégica entre dos titanes de los semiconductores es ya una realidad. Nvidia ha completado oficialmente la inversión en Intel que anunció el pasado mes de septiembre, inyectando 5.000 millones de dólares en las arcas de su competidor. Este movimiento proporciona a Intel el capital necesario para sus planes de expansión y plantea un interrogante clave para los mercados: ¿supondrá esta inusual colaboración el pilar definitivo para la recuperación de Intel?

El contexto para los accionistas de Intel no podría ser más favorable en lo que va de 2025. Tras los mínimos del ejercicio anterior, la capitalización bursátil de la compañía ha remontado hasta situarse en aproximadamente 175.000 millones de dólares. Desde enero, la cotización ha registrado una apreciación superior al 86%.

Este repunte no se sustenta en un solo factor, sino en una coalición de apoyos. Además del respaldo de Nvidia, el inversor japonés SoftBank ha comprometido 2.000 millones de dólares. Sin embargo, el apoyo más significativo provino en agosto del gobierno de Estados Unidos, que adquirió cerca del 10% del capital para garantizar la producción nacional de chips. En paralelo, Intel avanza con la ampliación de su fábrica "Fab 52" en Arizona, donde espera alcanzar altos volúmenes de producción para 2027.

Los detalles financieros del acuerdo

La finalización de la operación ha desvelado una condición muy ventajosa para Nvidia. Según la documentación presentada ante la SEC, la comisión del mercado de valores estadounidense, Nvidia adquirió alrededor de 214,8 millones de acciones a un precio unitario de 23,28 dólares.

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Dado que este precio se fijó en el momento del acuerdo en septiembre, significa que Nvidia accedió a una posición con un descuento de aproximadamente el 36% sobre el valor de mercado actual. Para Intel, la transacción representa principalmente liquidez inmediata sin incrementar su endeudamiento. Nvidia posee ahora entre un 4% y un 5% de su rival, obteniendo de inmediato una sustancial ganancia contable no realizada.

Una alianza con profundidad tecnológica

Los analistas interpretan esta inversión como algo más que una simple operación financiera; la consideran un posicionamiento tecnológico estratégico. El acuerdo sella una colaboración en profundidad en áreas críticas:

• Infraestructura para centros de datos: Intel desarrollará unidades de procesamiento central (CPU) especializadas para la infraestructura de inteligencia artificial de Nvidia.
• Desarrollo conjunto para PC: Ambas empresas trabajarán en nuevos chips que integren directamente la tecnología gráfica de Nvidia.
• Acceso a capacidad de fabricación: Nvidia obtendrá acceso a las plantas de fabricación de Intel (Foundry).

No obstante, la colaboración no está exenta de fricciones. Según informaciones del sector, Nvidia habría pausado temporalmente las pruebas del nuevo proceso de fabricación 18A de Intel, un hecho que generó cierta incertidumbre en el mercado.

Perspectivas reforzadas para el futuro

Con los 5.000 millones de dólares ya en su balance, Intel está en condiciones de acelerar la expansión de su capacidad de fabricación, un proceso que requiere enormes inversiones de capital, sin necesidad de recurrir de forma agresiva al mercado de deuda.

La cotización, que se consolida en la zona de los 30 dólares, parece estar descontando ya el éxito potencial de la estrategia de recuperación de la compañía. Dicha estrategia cuenta ahora con un respaldo dual: el apoyo político del gobierno estadounidense y la validación técnica y financiera de uno de los pesos pesados de la industria, Nvidia. El camino para el esperado comeback de Intel parece, por primera vez en años, firmemente cimentado.

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