¿Se enfría la fiebre de la IA? La acción de Microsoft sufre por dudas sobre su plataforma clave

La confianza en Microsoft como el gran triunfador indiscutible de la revolución de la inteligencia artificial ha recibido un serio golpe. Un informe periodístico que apunta a dificultades en el cumplimiento de objetivos comerciales para su plataforma Azure Foundry desencadenó una oleada de ventas precipitadas ayer. Aunque la compañía ha salido al paso de las acusaciones, los inversores se preguntan si esto es una simple turbulencia o el primer síntoma de un problema mayor para el sector.

Todo comenzó con una publicación de The Information el miércoles. El medio asegura que la tecnológica está teniendo problemas para alcanzar sus ambiciosas metas de venta de Azure Foundry, la herramienta diseñada para que las empresas construyan sus propios agentes de IA.

Los datos específicos son los que han encendido las alarmas. Según el reportaje, en una división estadounidense, menos de una quinta parte del personal de ventas habría logrado el objetivo de crecimiento exigido, fijado en un 50%. La presión sería tal que, en algunos equipos, las cuotas se habrían reducido a la mitad a posteriori, al considerarse los objetivos iniciales poco realistas.

La respuesta oficial no calma los mercados

Frente a la controversia, Microsoft no se ha quedado callada. Un portavoz de la empresa ha rechazado contundentemente la versión del informe, argumentando que confunde erróneamente conceptos como crecimiento y cuotas. La compañía insistió en que los objetivos agregados de venta para sus productos de IA no han sido rebajados.

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Sin embargo, las explicaciones no han logrado disipar por completo la inquietud en el parqué. La preocupación subyacente es profunda: si hasta un gigante como Microsoft encuentra obstáculos para comercializar su software de IA, el camino para toda la industria podría ser más complicado de lo previsto.

Más allá de un trimestre malo: un problema de adopción

El trasfondo del asunto podría ser más estructural que un simple desvío en los resultados trimestrales. El reporte sugiere una brecha creciente en el mercado. Mientras la demanda por la infraestructura básica (como los chips) sigue fuerte, muchas organizaciones encuentran dificultades para implementar y usar efectivamente el software de IA en sus operaciones diarias.

Incluso hay casos de retroceso. Se menciona que clientes como el grupo de inversión Carlyle habrían recortado su gasto en herramientas de IA tras experimentar problemas con la fiabilidad de los datos. Esto alimenta el temor de que la monetización del software avance a un ritmo mucho más lento que la expansión masiva en hardware liderada por empresas como Nvidia.

El gráfico refleja el pesimismo

El sentimiento negativo ya tiene un reflejo claro en la cotización. El valor se debate en una tendencia bajista, con una caída que supera el 8% en los últimos 30 días. En estos momentos, la acción cotiza aproximadamente un 12% por debajo de su máximo anual, una señal elocuente del escepticismo que gana terreno entre los inversores.

La mirada está puesta ahora en el viernes. Durante la próxima junta general de accionistas, que se celebrará de forma virtual, los mercados esperan obtener claridad sobre la verdadera demanda de las herramientas de IA de la compañía. Hasta entonces, la incógnita persiste: ¿Fue esto un tropiezo pasajero o el inicio de una corrección más amplia en el ecosistema de la inteligencia artificial?

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