La credibilidad de Tesla se juega en el plazo del robotaxi

Elon Musk ha vuelto a poner una fecha límite para el despliegue comercial de sus vehículos totalmente autónomos, una promesa recurrente que este año cumple su cuarta iteración. El CEO ha declarado que, en aproximadamente tres semanas, los robotaxis de Tesla circularán por Austin sin ningún ser humano a bordo, ni siquiera en el asiento del copiloto. El cumplimiento de este plazo, fijado para justo dos días antes de que finalice el año, es crucial para una valoración bursátil que asciende a 1,5 billones de dólares, de los cuales se estima que unos 850.000 millones dependen precisamente del negocio futuro de los robotaxis y los robots humanoides.

El anuncio se produjo durante un hackathon de xAI, donde Musk afirmó que el problema de la conducción autónoma sin supervisión está "prácticamente resuelto". Los datos parecen respaldar un progreso significativo: según la web teslafsdtracker.com, la última versión del sistema Full Self-Driving (FSD), la 14.1.7, logra un promedio de 9.487 millas entre intervenciones críticas del conductor, un avance abismal frente a las pocas centenas de millas de versiones anteriores. Este dato ha llevado a analistas como Alexander Potter, de Piper Sandler, a calificar el avance de "avance decisivo" y a mantener su precio objetivo para la acción en 500 dólares.

Sin embargo, la desconfianza en Wall Street persiste. Los expertos recuerdan que el competidor Waymo ya opera de forma completamente autónoma en Austin, y con un registro superior: más de 17.000 millas entre intervenciones, como subraya Gordon Johnson, analista de GLJ Research. Waymo, que desde marzo de 2025 colabora con Uber, cuenta con una ventaja operativa tangible. El consenso entre 34 analistas sigue siendo "Mantener", con un precio objetivo promedio de 383,54 dólares, un 15% por debajo de la cotización actual.

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La lógica de valoración, en la cuerda floja

La presión sobre Tesla es extrema porque su valoración de mercado se sustenta en gran medida en expectativas futuras. Deutsche Bank calcula que esos 850.000 millones de dólares de su capitalización están vinculados a los robotaxis y a la robótica. Esta premisa queda en evidencia al observar los múltiplos de valoración: un ratio precio-beneficio (P/E) actual de 313 y un P/E forward de 200. Si la autonomía total no se materializa, la lógica de inversión que soporta estas cifras podría colapsar.

La hipoteca de las promesas de hardware

Otro frente de complejidad son los anuncios sobre hardware. Musk ha desvelado ya la próxima generación, denominada AI5, que promete ser entre 10 y 40 veces más potente que el sistema HW4 actual, con producción en serie a partir de 2027, seguida poco después por AI6. Este roadmap choca con la afirmación mantenida durante años por la compañía de que todos sus vehículos ya incorporaban "todo el hardware necesario para la conducción autónoma". Una postura que ha generado demandas colectivas a nivel mundial exigiendo actualizaciones para los modelos más antiguos.

La cuenta atrás final

Todo se decide en las próximas semanas. La institución financiera Morgan Stanley mantiene un optimismo cauteloso. Su analista, Andrew Percoco, describe al FSD como la "joya de la corona" del negocio automovilístico de Tesla y vislumbra 2026 como un posible punto de inflexión. Los próximos veintiún días determinarán si Musk cumple finalmente su palabra o si, por el contrario, diciembre se cerrará con la cuarta promesa incumplida del año en este ámbito crítico para la empresa.

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