AMD se enfrenta a vientos en contra: litigios y competencia en China nublan el horizonte

La semana cierra con un tono gris para Advanced Micro Devices (AMD). Lejos de los máximos históricos, la acción del fabricante de semiconductores se ve sacudida por una combinación de factores geopolíticos y legales. Un litigio de alto perfil relacionado con el conflicto en Ucrania y un cambio en el panorama competitivo en el mercado chino están ejerciendo presión sobre el valor. Aunque el consenso analítico mantiene una visión positiva, la paciencia de los inversores está siendo puesta a prueba.

Uno de los focos de atención se sitúa en China, un mercado clave para el crecimiento del sector. Recientes informaciones indican que la administración estadounidense ha concedido a su principal rival, Nvidia, una autorización para exportar sus potentes chips de inteligencia artificial H200 al gigante asiático, aunque sujetos al pago de aranceles.

Este movimiento supone un desafío estratégico para AMD. Hasta ahora, la compañía había sido vista como la principal fuente alternativa de chips de IA para el mercado chino, aprovechando las restricciones más severas que pesaban sobre los modelos más avanzados de Nvidia. Si esta ventaja competitiva se diluye, AMD se verá abocada a una batalla frontal más intensa. Este escenario se complica con la incertidumbre general del sector, tras señales decepcionantes de Oracle que avivan los temores sobre una posible pausa en el gasto en infraestructura de los grandes grupos tecnológicos.

La sombra de una demanda colectiva en Estados Unidos

Paralelamente, AMD se enfrenta a un riesgo reputacional de considerable magnitud. En el estado de Texas se ha presentado una demanda colectiva que acusa a la empresa de "ignorancia deliberada". La base de la denuncia es grave: los demandantes alegan que se han encontrado componentes fabricados en Estados Unidos en misiles rusos Iskander y Kh-101, utilizados en ataques contra objetivos civiles en Ucrania.

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La compañía ha reiterado su estricto cumplimiento de todas las leyes de exportación y sanciones internacionales. No obstante, la acusación llega en un momento en el que los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) son un factor decisivo para un gran número de inversores institucionales. Un proceso judicial de esta naturaleza podría dañar la percepción del mercado durante un prolongado periodo.

Divergencia de señales: analistas frente a insiders

En medio de esta tormenta, las perspectivas de los expertos siguen siendo notablemente optimistas. Los analistas de Barclays han reafirmado su recomendación de "comprar" para la acción de AMD, estableciendo un precio objetivo de 300 dólares. Su confianza se basa en la hoja de ruta de productos de la empresa para 2026 y en su capacidad para competir con la arquitectura Blackwell de Nvidia.

Sin embargo, desde dentro de la compañía emanan señales menos alentadoras. Las ventas de acciones por parte de la consejera delegada, Lisa Su, por un valor cercano a los 37 millones de dólares, han generado escepticismo. Este movimiento es más significativo si se considera que en los últimos seis meses no se han registrado compras por parte de insiders. La situación se enmarca en una valoración exigente, con un ratio precio-beneficio (P/E) de aproximadamente 34, que supera claramente al de Nvidia e implica unas elevadas expectativas sobre la ejecución de la estrategia corporativa.

El reflejo en el parqué es evidente. La cotización cerró la última sesión en 188,60 euros, acumulando una caída de alrededor del 15% en los últimos 30 días. Los inversores observarán ahora con atención dos factores clave: si los fundamentos de la demanda judicial se sostienen y si el título logra recuperar la significativa media móvil de 50 días, situada cerca de los 200 euros, para así frenar el actual impulso bajista.

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